miércoles, 25 de diciembre de 2024

Entrevista a Casimira Lema

 Con más de 30 años de trayectoria en la televisión boliviana, Casimira Lema se consolidó como una periodista influyente del país. Su nombre es sinónimo de integridad, profesionalismo y compromiso con la verdad. La invitada del Pódcast OH! comparte los retos que enfrentó y los caminos que tomó para alcanzar su éxito. 

La infancia de Casimira Lema estuvo llena de constantes traslados por la labor de su padre, un ingeniero geólogo petrolero, recuerda. Este estilo de vida itinerante le permitió conocer de cerca la riqueza cultural y geográfica de Bolivia, lo que, años después, influiría en su amor por el turismo, su primera elección de carrera profesional. Pero, tras mudarse de Tarija a La Paz, el periodismo la  conquistó y terminó sus estudios en la Ciudad Maravilla. “Siempre he querido mostrar lo que ofrece Bolivia”, señala. 

Su primera incursión en la televisión fue en 1991, cuando realizó un casting para ingresar a Canal 7. Aunque su debut fue complicado y  de un día para otro, su perseverancia la llevó a superar los obstáculos iniciales. “Estaba aterrorizada, no me sentía lista. Me tocó presentar una noticia, me confundí. Entró el gerente y me dijo que había sido mi primer y último día”, recuerda entre risas. 

Sin embargo, le dieron una nueva oportunidad y la supo aprovechar. “Desde ese momento no he parado, he estado en las grandes cadenas de televisión del país, aprendiendo de cada una y conociendo a mucha gente profesional. Realmente me siento muy contenta de haber tenido esta oportunidad de conocer varios medios de comunicación y maneras de trabajo, además de palpar lo que se vive día a día en los medios”, expresa. 

Su paso por estos medios estuvo marcado por la influencia de grandes referentes del periodismo boliviano. Entre ellos, destaca al padre Pérez Iribarne, su primer maestro en el mundo laboral y con quien trabajó durante tres años. “Parte de los que soy se lo debo a él. El padre Pérez me quitó el teleprompter y me enseñó a preparar mis leads (párrafo que describe la información central de la noticia) a partir de la información de cada periodista. Todas las noches me daba un jalón de orejas, pero gracias a eso me formé”, cuenta con admiración.

Durante su carrera profesional, también compartió espacio con colegas de la talla de Pepe Pomacusi, Jimena Antelo y Daniel Castellón, quienes contribuyeron a su crecimiento profesional.

Esta experiencia la llevó a consolidarse como una de las caras más reconocidas de la televisión boliviana. “He tenido mucha suerte de poder trabajar con gente que ha podido sostenerme y yo aprender de ellos porque todos los días se aprende, uno no termina jamás de aprender, sobre todo en este rubro”, reflexiona. 

En el Pódcast OH! compartió su paso por la red Unitel, donde trabajó 13 años. “Ahí uno entra con casting y con mucha rigurosidad. Es otro medio donde he aprendido mucho, era un equipo muy lindo el que teníamos en esa época. Yo estoy convencida de que Unitel cambió la cara de Bolivia”, dice. Luego de Unitel pasó a la casa televisiva de ATB, donde estuvo seis años, y continúo su trayectoria en PAT, Televisión Universitaria y actualmente en F10, señal que se transmite a nivel nacional desde la ciudad de El Alto. 

EL MOMENTO MÁS DURO DE SU VIDA

Uno de los episodios más difíciles para Casimira fue la pérdida de su hogar durante los conflictos sociales de 2019. En ese entonces su hogar fue incendiado por un grupo de encapuchados que ingresó a la fuerza y destruyó todo a su paso. “Se cumplieron cinco años de este momento tan injusto y doloroso en mi vida y mi carrera. Considero que me limité sólo a informar, pero han sido circunstancias que algún día lograré entenderlas; sin embargo, no hay al momento una persona tras las rejas. Nos dejaron sin nada, entraron cerca de 40 personas encapuchadas. Sin embargo, Dios es tan grande que no ha permitido que nosotros lleguemos a la casa”, relata con un tono de nostalgia.

A pesar del trauma para toda su familia, Casimira destaca la importancia de la unión familiar en estos momentos tan duros. “Estoy empezando de cero, no les voy a mentir, pero me siento muy orgullosa de ver a mis hijos ya profesionales. Lo material pasó a un quinto plano. Dios dirá en qué momento puedo tener nuevamente una cocina, una heladera. Lo importante es que sigo en mi país y creyendo en mi país. Tengo trabajo y mientras uno tenga trabajo y salud uno tiene que estar tranquilo y agradecido”, afirma con una sonrisa que refleja esperanza.

UNA FAMILIA UNIDA 

En el ámbito personal, Casimira Lema forjó una sólida relación de más de 30 años de matrimonio con Friedl Hochhaeuser Trigo, su esposo, hijo de padre austriaco y madre tarijeña. Su historia de amor es digna de una película romántica. “Él me buscó y fue muy persistente. Yo estaba en Unitel. Al principio, ni siquiera quería hablar con él, no quería salir con nadie, pero fue tan perseverante que terminó conquistándome. Además de guapo era encantador”, comparte Casimira.  

Ocho meses después de conocerse, decidieron casarse. Hoy, su relación, que ya cumplirá 31 años, se mantiene fuerte, basada en el respeto mutuo y el apoyo incondicional. “He tenido la suerte de encontrar a una persona que me entiende y que además comprende mis horarios. Ha sabido entender que el periodismo es parte mía y me apoyó con mis hijos. Lógicamente nada es una taza de leche, pero hemos sabido superar cada cosa que se presentó de una u otra forma”, afirma con seguridad.

Juntos, criaron a dos hijos, uno ingeniero y el otro médico. La crianza no fue fácil, pero la periodista asegura que la combinación de su ternura y la disciplina de su esposo, piloto, fue clave para formar a sus hijos. “Yo soy una mamá gallina, demasiado blanda y sobreprotectora, mientras que mi esposo es más estricto. Eso nos permitió hacer un buen equilibrio”, señala.

PERIODISMO, VOCACIÓN Y PASIÓN

Para Casimira, el periodismo es una vocación y, con más de tres décadas en la televisión, se convirtió en una inspiración para las nuevas generaciones de periodistas y mujeres bolivianas por su ejemplo de perseverancia, fortaleza y amor por su país. “Siempre les digo a los jóvenes que organizándose se logran las cosas. Además, la carrera es tan amplia que no necesariamente tienes que estar frente a la cámara, un micrófono o escribiendo”, expresa.  

Detrás de la periodista rigurosa, existe una mujer que disfruta de las cosas simples de la vida. Su amor por la naturaleza se refleja en su afición por el Lago Titicaca, un lugar que visita con frecuencia para “recargar energías” y volver renovada. También disfruta de la lectura, las caminatas y la compañía de su perro Woody, su fiel compañero en el día a día. Esta la vida e historia de una mujer boliviana, fuerte y convencida de un futuro mejor.