domingo, 26 de junio de 2022

Entrevista a Carolina Córdova



Nuestra invitada de lujo hoy es una de las presentadoras más queridas de la televisión nacional cuya carrera ha ido creciendo de manera exponencial y la ha posicionado como una de las comunicadoras más destacadas y más queridas por el público. En esta exclusiva conocemos más de su vida personal y profesional. 

¿Quién es Carolina?

Carolina es una mujer amante de la vida, mamá enamorada, profesional responsable y en constante crecimiento, una amiga leal y divertida.

¿Eres soñadora o pies de plomo es mejor?

Tengo un poco de ambos, en la vida es necesario ser soñador, replantearte metas constantemente y la forma de cumplir esos sueños es teniendo los pies en la tierra, consciente de que se requiere dedicación, constancia, disciplina y responsabilidad.

Sabemos que tienes una carrera paralela como modelo ¿Cuándo iniciaste en el modelaje?

Inicié muy joven, a los 14 años aproximadamente. Trabajar desde temprana edad me ayudó a independizarme, a valorar cada centavo ganado y a ser más extrovertida; la timidez en la época de adolescencia me generó muchos conflictos.

¿Qué trabajos de relevancia tienes en tu carrera como modelo?

Tuve la suerte de trabajar con grandes marcas, trabajos que me permitieron conocer muchos lugares y a muchas personas.

¿Cuál dirías que es tu mayor virtud como modelo?

Sin duda para lograr el éxito en cualquier actividad tienes que ser disciplinado.

¿Has participado en algún certamen de belleza?

Nunca, no era algo que me llamara la atención.

¿Cómo llega una Administradora de Empresas a hacer televisión profesionalmente? ¿Esa fue siempre tu pasión en el fondo?

Llegué a los medios a través de una invitación, jamás imaginé despertar una vocación por esta profesión. Cuando supe que quería dedicarme a los medios ya me encontraba en el penúltimo año de Administración de Empresas, decidí terminar la carrera y al momento de decidir por mi vida laboral, me incliné por los medios.

¿Cuándo fue tu debut en televisión?

Inicié en los medios a los 16 años, formaba parte del cuerpo de baile de un programa juvenil en la Red Uno, sin embargo mis primeros pasos como presentadora fueron el 2009 en el programa “TEENS” de la misma casa televisiva.

Hace mucho tiempo te vemos en revistas matinales y noticieros ¿En qué formato de programa que no has hecho hasta ahora te gustaría incursionar?

Me encantaría tener un programa de opinión, donde se toquen temas de coyuntura de diferentes áreas.

Se nota el cariño que muchos televidentes te tienen ¿A qué le atribuyes este nivel de empatía con la gente?

Antes que nada quiero decir que el cariño es mutuo. Agradezco el apoyo de la gente desde el inicio de mi carrera, para que la gente sea empática con tu trabajo es necesario que tú también  lo seas en el día a día. Que la gente de alguna forma se vea reflejada en ti.

¿Qué proyectos tienes proyectados para este 2021?

Sin duda una de las lecciones que me dejó la pandemia es que no hay que ser 100% dependiente de un trabajo, así que parte de mis planes para este año es empezar a emprender.

Entrevista a Casimira Lema


Hace unas semanas que la presentadora de televisión Casimira Lema regresó a las pantallas de la televisión. Esta vez en F10, de la ciudad de El Alto. 

El canal es de propiedad del empresario Freddy Ticona y está dirigido por el periodista John Arandia.

Casimira, uno de los rostros más famosos de la televisión, dirige el informativo de mediodía de F10 con Ramón Grimalt y Wilma Villca. Las emociones que siente en ese canal y El Alto le recuerdan sus primeros días ante cámaras, cuando era una jovencita en su primer año de universidad y de residencia en La Paz.

Pero las razones para este cosquilleo son distintas a los de esos años. 

Éstas aparecen cada día, cuando camina por las calles de El Alto y descubre detalles de esa ciudad que la sorprenden y encantan, y porque su trabajo en F10 es una especie de bálsamo después de lo que vivió desde el 10 de noviembre de 2019.

Ese día, en medio de la convulsión social por el fraude electoral y el vacío de gobierno dejado por Evo Morales, una turba saqueó su casa, destruyó todo a su paso y le prendió fuego. 

Después, en 2021, perdió su trabajo en Televisión Universitaria (TVU). El canal es de la Universidad Mayor de San Andrés, a cuyo rector de entonces, Waldo Albarracín, también le quemaron la casa, minutos antes de que atacaran la de ella.

Pero ahora, en esta nueva etapa de su carrera, Casimira siente que esas pérdidas van quedando atrás y que además se está enamorando de nuevo... esta vez de El Alto.

“Me pasa algo que hace un par de años no imaginaba y me siento afortunada. Estoy sintiendo esas cosquillas en el estómago que sentía cuando comencé a hacer televisión. Me pasa en F10, con El Alto. Estoy comenzando a enamorarme de esa ciudad que siempre me llamó la atención”, afirma en su departamento.

La vivienda es alquilada. La rentaron con muebles y sábanas. Era necesario. 

La tomaron después de vivir un mes en un hotel, donde les enseñaron incluso a cómo escapar en caso de que se cumplieran las advertencias de que una turba venía por ellos.

Hoy se siente feliz en su nuevo hogar con su esposo Friedl Hochhäuser, piloto de profesión. 

Con sus hijos, Friedl que ya es un financiero y Stephan que estudia Medicina; con Ifigenia Quispe, que la ayuda a cuidar su familia, y Buddy, un chihuahua que acapara la atención de los Hochhäuser – Lema.

Buddy es la única mascota, de las cuatro que tenían, que pudieron conservar. 

No les quedó más que dar en adopción a unos amigos a Max y Rosso, sus perros de raza grande. No cabían en el departamento. 

Su gata Minina quedó tan asustada con el ataque a la casa que no permitía que nadie se le acercara. 

Un año después de lo ocurrido recién pudieron sacarla y llevarla con ellos. Estaba muy viejita, así que la tuvieron por poco tiempo porque el animalito murió.

“Hay que aprender a desprenderse, sobre todo de lo material, eso me enseñó 2019”, dice con voz serena Casimira.

Esta es la conversación con la experimentada presentadora de televisión y radio, también tuitera, que entre sus proyectos pendientes está escribir un libro sobre sus experiencias de vida en el periodismo.

Inició una nueva etapa profesional, ¿cómo se siente?

Tan especial como es F10, que promete mucho. Me siento privilegiada porque pensaron en mí en un canal nuevo, que trabaja con tecnología y profesionales de primera. 

Siempre quise trabajar con John Arandia y ahora es mi jefe. John es un hombre que trabaja de sol a sol, igual que el dueño del canal, Freddy Ticona, que es inspiración pura.

Cuando conocí la historia de Freddy y me dieron la oportunidad de trabajar con ellos, me dije: Cómo no voy a estar en este canal de la ciudad más pujante del país, igual que Santa Cruz, y donde -me atrevería a decir- está la gente más trabajadora. 

Esa ciudad de mujeres que se levantan de madrugada, cocinan y van a trabajar, al mismo El Alto o a La Paz, y regresan a cuidar a su familia.

No hay vez que suba a El Alto y no me quede sorprendida con algún negocio. Por ejemplo, yo llegó en el teleférico Amarillo, cruzo la calle y espero un minibús que me lleva al Hospital Holandés. Por ahí hay un lugar donde venden salteñas y empiezan a cantar. “¡Vengan, vengan a comer las salteñas más deliciosas!”, gritan... Yo ya me compré dos salteñas, ¡son realmente exquisitas!

El Alto tiene eso y yo estoy comenzando a enamorarme de esa ciudad que siempre me llamó la atención, pero que veía distante y ahora la siento muy cerca y espero que la gente sienta lo mismo. 

En la zona donde trabajo, cuando subo al teleférico, siento un cariño inmenso de la gente que me ve, y es recíproco.

¿Cuánto sabía de El Alto?

Sabía de El Alto, pero creo que lo que todos saben: que hace frío, que la gente es trabajadora, pero ahora palpo eso, lo siento día a día. Camino por sus calles que son envidiables, con avenidas y veredas anchas; es una ciudad bien planificada en su momento y su proyección es increíble.

¿Cuántos años está en la Tv?

¡Uyy! No me preguntes, ¡qué barbaridad! (ríe)... Ya pasé los 30 años. Empecé muy joven, saliendo bachiller, prácticamente.

¿Cómo llegó a la televisión?

Fue una invitación. Hicieron un casting en Canal 7, la televisión del Estado, aquí, en La Paz. Me presenté con unas amigas chapacas y nos contrataron a todas, el primer día. Marcia Calavi, Claudia Roca y yo comenzamos a trabajar en el noticiero, cada una en distintos horarios. Pensé quedarme un tiempo, pero no fue así. Yo estudié turismo.

¿Siempre en informativos?

No. Con Paolo Agazzi hice Tv Amiga, un programa femenino que tuvo mucho éxito y estuvo al aire varios años, hasta que me fui a vivir a Santa Cruz por el trabajo de mi esposo.

Regresó a los informativos

Sí, fue en Santa Cruz, donde Unitel me llamó. Cuando volvimos a La Paz continué en el canal, donde estuve 13 años. Después pasé a ATB, ahí me mantuve seis años. Luego estuve en PAT seis años y en Televisión Universitaria cerca del mismo tiempo. ¡Ay Dios! Si empiezo a contar los años, cuidado llegue a contar 40 ya trabajando (risas).

¿Alguna vez mandó currículum?

No, nunca, siempre me llamaron y adonde fui lo hice muy feliz, con el mismo deseo de aprender.

¿A qué cree se debe su vigencia en la televisión?

Primero, creo que debido a la pasión que le pongo y, segundo, a la responsabilidad que siempre tuve con la gente que siento me sigue a donde voy.

 Después de lo que me pasó, hubo personas que me dijeron que debía dejar los medios. pero ¿por qué tengo que dejar esto si es lo que sé hacer y creo que no lo hago mal? Hice y hago entrevista, algunas veces me gusta interpelar, porque ese es nuestro trabajo, pero no soy una periodista que hubiese incomodado o hecho daño a nadie.

Atacaron su casa en 2019, ¿conoce ya las razones?

No. Lo pienso todos los días, es algo que se quedará en mí para siempre, y no encuentro respuesta. Las personas que lo hicieron lo sabrán. 

Fue un daño irreparable porque destruyeron detalles personales y familiares difíciles de recuperar. Reconstruimos la casa, está alquilada. No queremos volver allá, es difícil.

Vivo en un lugar muy bonito gracias a un amigo de la familia. Tengo a mis hijos, a mi esposo bien y a Ifigenia. Ella estaba sola en la casa cuando la atacaron. Huyó con ayuda de los vecinos y está bien. 

Qué más puedo pedir a la vida. Además debo agradecer el cariño y ayuda económica que recibimos. Incluso niñitos de colegio aportaron. Tengo sus cartas, no gasté sus donaciones. Con todo eso ¿cómo no sentirme bendecida?

¿Qué tiempo vivió en esa casa?

Desde 2003 y me tocó vivir momentos duros en ella. El primero fue en 2003. Éramos nuevos en el barrio y vino la Guerra del Gas y la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada. 

Trabajaba en Unitel y no pude volver a mi casa. Mis hijos eran pequeños, al final tuvimos que sacarlos de la casa disfrazados porque ya no tenían qué comer. 

Me tocó vivir cosas duras en la historia política de Bolivia y pienso que quizá estuve en el momento preciso donde había ese cambio.

¿Cómo van las investigaciones sobre el ataque a su casa?

Todo quedó en nada después de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos estableció que éramos víctimas, pero que no había pruebas, porque las personas estaban encapuchadas. 

Quedó ahí y tampoco insistí. Es difícil, pero no pierdo las esperanzas. En algún momento, quizá no aquí, pero el de arriba hará justicia, porque nos hicieron mucho daño. Pero no pudieron más, ¡aquí estamos, renaciendo desde El Alto!

Lo que sí, sinceramente, así como en Senkata y Sacaba recibieron y reciben ayuda, en mi caso y el de tantos otros, por humanidad, también deberían ayudarnos. No es lo material lo que me impulsa, aprendí a soltar, pero no la tenemos fácil.

¿Cómo reaccionó su familia?

Lo primero que pensé fue qué dirán mis hijos y mi esposo, porque todo eso no fue por ellos, pero nunca me lo reprocharon. Más bien, cuando volví a la televisión me dieron fuerzas. Muchas veces pienso que si no hubiese estado trabajando en TVU no hubiera pasado nada, no sé. No se puede retroceder en el tiempo, pero si pudiera volvería a TVU. Fue una experiencia única.

¿Por qué dejó TVU?

Porque me botaron. Es la primera vez que me echan de un trabajo. Me dieron un memorándum de despido, como nunca en mis más de 30 años de trabajo, pero tendrán sus razones. Me dolió mucho, no lo voy a negar, pero ahora estoy tan feliz con estos nuevos proyectos, con F10, que es una gran oportunidad.

¿Qué hizo después de TVU?

Trabajé en la radio y con algunas consultorías.

¿Cómo llegó a la radio?

Hace cinco años. Me venían invitando pero le tenía miedo a la radio porque me daba la impresión de que no me iría tan bien como en la tele. 

Entonces la radio era sólo micrófono y me preocupada porque en televisión tienes tiempo de gesticular. En la radio tienes que pensar rápido y los segundos de silencio dicen. Pero aprendí a ser yo, olvidarme incluso de posar.

¿Cómo le va con la radio?

Por lo que nos dijeron, Radio Compañera, donde estoy, creció mucho, está entre las más escuchadas de La Paz y Bolivia. Conduzco una revista de entrevistas con Jhonny Mendizábal, un periodista orureño.

¿Planes para adelante?

En El Alto estoy descubriendo un nuevo mundo y ojalá pueda hacer cosas nuevas en el canal, estamos trabajando en eso, pero por ahora no quiero ver más allá, porque este es mi momento de mucha felicidad. No quiero ver atrás ni mucho más allá, quiero vivir el momento.

domingo, 19 de junio de 2022

Wilfredo Cacho Ordóñez, una leyenda de los medios y el folklor



Eran las diez de la noche y Wilfredo Cacho Ordóñez caminaba por una oscura calle Murillo. Fue hace mucho, mucho tiempo, poco más de 30 años. A lo lejos dos sombras se movían sigilosas.

“Pasé de una acera a la otra de izquierda a derecha, ellos cruzaban igual. Estábamos cerca y sin decir nada me atacaron”, explica Ordóñez. Recuerda que sintió golpes en el cuerpo y un pinchazo en el estómago. Llegó un coche e iluminó la oscura calle, los asaltantes no se llevaron dinero ni nada del hombre al cual atacaron. Él sumó todas sus fuerzas, siguió caminando y llegó herido a Radio Metropolitana.

Cuando Carlos Palenque Avilés, dueño del medio periodístico, vio herido a su locutor estrella lo llevó a sanar sus heridas y desde entonces ordenó que nunca más El Telepolicial sea emitido en vivo y directo. “Era muy peligroso hacer crónica roja”, comenta el hombre en la cabina de Radio Metropolitana.

En El Telepolicial de Canal 4 se emitían programas en los cuales se denunciaba a los delincuentes y su forma de actuar, hasta se daba señales físicas de ellos y los presentaban con sus apodos y modus operandi. “Mis atacantes escaparon, no había cámaras de seguridad ni nada de eso y todo quedó así... Esas veces no teníamos miedo”, reflexiona Cacho.

El Telepolicial fue el primer programa de crónica roja en el país, hijo natural de El Metropolicial, también creación de Ordóñez. Se transmitía a las 22:30 cuando se suponía que niñas y niños estaban dormidos. En sus comienzos despertó bastantes críticas porque nunca antes se habían mostrado escenas similares en la televisión nacional. Pero la forma de evitar la censura fue justamente ésa, difundirlo en un horario no apto para menores de edad.

“Hemos sido los iniciadores en la crónica roja y recibimos muchas críticas, incluso de la misma gente de prensa. Pensar que ahora a diario en el mediodía ya se ve en los noticieros información sobre muertes, accidentes y similares”, indica el hombre que estudió derecho en la UMSA y desde muy joven se incorporó a los medios de comunicación.

Comenzó en Radio Nacional de Bolivia y trabajaba junto con Pedro Flores, un locutor que leía su programa en aymara y a quien le decían El Pankara. Luego estuvo en Radio Illimani, Radio Aspiazu, Emisoras Unidas y Radio Méndez (la cual ya no existe). Ese tiempo había un concurso en Radio Nueva América para reclutar a un locutor y entre los requisitos éste debía tener buena voz, dicción correcta, saber ordenar las noticias y cumplir cinco años de experiencia. Ordóñez tenía todos los requerimientos, menos los años de trabajo. Se presentó y ganó el requerido puesto.

De allí Carlos Palenque lo reclutó para Metropolitana, la Voz del Pueblo, por entonces corría el turbulento año de 1983. Casi de inmediato se hicieron amigos, el Compadre Palenque le agarró cariño y escuchaba sus propuestas.

“Había viajado a Lima cuando estaba en derecho, allí conocí un periódico que era Ojo y era exclusivamente de crónica roja. Todas las notas eran así y eso le conté al Compadre; él me preguntó ‘¿por qué no haces algo más o menos así? y nació El Metropolicial”, cuenta el hombre que es ceremonial ante el micrófono y a quien le gusta lucir saco y corbata.

Luego fue el turno de El Telepolicial y su “cámara patrullera” comenzó a narrar los hechos de seguridad en el país y particularmente en La Paz y El Alto. Pero no sólo eso, también se colectaban noticias distintas de la sociedad; por ejemplo, mujeres de pollera jugando fútbol mixto y otras escenas similares.

En 1984 se fundó Radio Televisión Popular (RTP) y algunos programas de la radio migraron a la televisión. Pero en 1988 todo el sistema de comunicaciones de Palenque fue vetado debido a una entrevista de Carlos Palenque al narcotraficante Roberto Suárez Gómez, en la cual se involucró al mandatario Víctor Paz Estenssoro. Para el Gobierno de turno hubo “apología del delito”.

“Fue un momento amargo cuando clausuraron la emisora y el canal, pero el pueblo se levantó y hubo una gran manifestación en la plaza San Francisco. Nosotros, los trabajadores, ingresamos a una huelga de hambre más o menos durante dos semanas. En las calles la gente apoyaba la reapertura de los medios y entonces surgió un partido político que se llamaba Conciencia de Patria (Condepa) cuyo líder era naturalmente el compadre Palenque”, rememora Cacho, a quien en los pasillos de la Metropolitana le dicen Cachito.

Con el tiempo algunas cosas cambiaron y a él le entra un poco de nostalgia. Recuerda que un día él se animó a denunciar a policías corruptos.

“Luego, en la calle tres personas me metieron a un coche y me dijeron que un coronel me estaba mandando a llamar. No me dijeron quién, era de día y me llevaron sin decir palabra alguna hasta la avenida 6 de Agosto donde vivía el tal coronel. Grande fue mi sorpresa que ese coronel me felicitó por haber denunciado a esos policías corruptos, hasta me obsequió y el mismo coche me llevó a mi domicilio”.

Con luces multicolores

“Mi otra actividad está relacionada con el folklore. Yo también soy folklorista, tuve la suerte de que me aceptaran en la animación de las bandas y actualmente sigo en esa actividad”, refiere el hombre que lleva ya medio siglo amenizando las fiestas populares.

Sus primeras presentaciones fueron con Bolivia Andina, que era un conjunto dirigido por Luis Calderón López, a fines de 1969. Con su voz modulada llegó a países de América y Europa.

Uno de sus recuerdos más gratos está relacionado con la banda Marisma Mundial; le pidieron que grabara un mensaje sencillo y común... pero Ordóñez se aventuró con una frase así: “Entre luces multicolores, ¡aquí se unen los sonidos para escuchar a la banda Marisma Mundial!”.

A los dos días, ya tenía otras propuestas con disqueras populares. “Me llamaron de las disqueras Imperial, Cóndor y así fue creciendo la animación de las bandas”, explica el paceño nacido en la zona de Chijini y que a la hora de bailar prefiere la morenada o la kullawada.

Dice que no tiene grandes riquezas económicas; pero sí un patrimonio invaluable: el cariño de la gente. “Cuando la gente me reconoce, por ejemplo al trasladarme a mi hogar en el colectivo, me dicen los choferes ‘pasa nomás, don Cacho’ y no me cobran. En la última entrada del Gran Poder he bailado con mi esposa en Los Rebeldes del Gran Poder; me saludaban y me decían ‘adelante, don Cacho’. Ese cariño es impagable”, explica con orgullo el padrino de al menos 50 ahijados.

El primer programa especializado en crónica roja en el país fue el Telepolicial (en Radio Televisión Popular), el cual ya tenía su antecedente en el Metropolicial (en Radio Metropolitana), ambos conducidos por Wilfredo Cacho Ordóñez.

Él se convirtió durante un tiempo en una figura mediática. Además tenía, y tiene, el carisma para atraer a un público mayoritario. Por ejemplo, el 9 de septiembre de 1986 participó en el popular programa Sábados Populares en el concurso Adivine quién es el personaje.

Sin embargo, el tratamiento informativo de la crónica roja no fue su invento. Antes de él, en Bolivia se publicaban las revistas Alarma y Sucesos, las dos tenían su mercado principal en La Paz. Crímenes, atracos y semblanzas de delincuentes estaban descritos en estas páginas. Ninguno de estos medios continúa vigente en la actualidad.

Ya a mediados de los años 80, el periódico La Quinta también hizo su aparición en el escenario paceño. Este medio formaba parte del desaparecido matutino Última Hora. Tiempo después llegó el momento de los periódicos Gente y Extra, el primero ya desapareció.

En la actualidad las escenas de crónica roja no son una exclusividad de El Telepolicial, diferentes canales de televisión siguen sus pasos.

Además de narrar un hecho sangriento colocan música de fondo para hacer aún más sensacional la historia... ésta es una receta que Cacho Ordoñez ya usaba décadas atrás.