domingo, 10 de abril de 2011

Conejo Ricky

Es el creador de uno de los personajes más queridos por los niños, “El Conejo Ricky”; ¿quién no recuerda a este personaje, que ha ido evolucionado con los años?, muchos han crecido con este personaje que este año cumple 31 años de vida artística, su objetivo principal es, arrancar una sonrisa a los niños, la particularidad de este conejo es de crear sus propias canciones, cuentos y trabalenguas para animar las fiestas infantiles y al mismo tiempo, transmitir el amor y la esperanza de los niños Bolivianos.

¿Cómo nace la idea de crear al “Conejo Ricky”?

Mi madre fue una inspiración para crear a este personaje, ya que a ella le gustaba mucho los conejos y en una ocasión participe en un concurso de teatro donde todos estábamos vestidos de conejos, éramos la familia “conejín”, ganamos el primer lugar y de ahí se quedó de tener ese vestuario. Este conejo “Ricky”, tiene una característica que voy a llevar hasta que deje este planeta.

¿Desde cuándo estás en la actuación?

Desde muy niño, tuve la responsabilidad de cuidar a mis hermanos ya que somos una familia numerosa, donde era el mayor de 10 hermanos y como era el mayor tenía la responsabilidad de cuidarlos, y es ahí que empiezo a recurrir algunos elementos y herramientas para distraer a mis hermanos. Seguidamente, comencé a estudiar teatro con Clara Gonzales, y en una ocasión me dijeron:“tienes que animar una fiesta infantil, yo no sabía que hacer”, y nace la idea de cantar canciones para los niños, contarles cuentos y hacer grupos para dinámicas, es ahí que empiezo animar fiestas infantiles, más o menos hace 28 años.

¿Qué se necesita para estar tanto tiempo?

Alma, corazón y vida, cuando ponemos estas tres cosas, en todo lo que hagamos nos va ir bien.

¿Cómo te vez de aquí a diez años?

Me veo más renegón, soy estricto, me gusta que las cosas salgan bien para que todos estemos satisfechos, pero al mismo tiempo me veo más humano; pero también no me veo a diez, sino a 20 años, porque voy a seguir adelante, voy a ser el Abuelo Conejo.(Sonríe)

Háblanos de tus hijos, se nota que eres un apasionado por ellos...

Tengo menos años que Michael Jackson, ¡y tengo más hijos que Ricardo Arjona. (Sonríe). Tengo cuatro hijos varones, quienes se dedicarán a trasmitir la alegría, ayudar a los niños y estoy muy feliz de tener hijos artistas que han comenzado a su tierna edad 8 años, el mayor “Titío” (nombre artístico) Ariel Vilela, que aprendió todas las herramientas…. (Se pone pensativo)

¿Cuál crees que fue tu mejor momento?

Definitivamente fue en la década de los 80´s, cuando tenía mi programa de televisión: “Tris Tras Trece”, Ricky (el conejo), con la guitarra en mano, compuso la característica del programa, primeramente solo salía los miércoles, luego apareció todos los días.

¿Cuéntanos una de las experiencias más positivas en tu vida artística?

La mejor experiencia de mi vida es haber soñado con un parque, para la distracción de los niños y este sueño se me hizo realidad gracias al alcalde de esa fecha, que era Raúl Salmón de la Barra, el me invitó a ser parte del elenco, para que todos los domingos, los niños vengan a divertirse a esté centro. (actualmente parque Laikakota).

¿Lo negativo?

Una vez me sacaron de la televisión, porque a la esposa del dueño, no le gustaba el conejo, también me sacaron de la radio, porque no querían que los niños entren a meter bulla al auditorio de la misma.

¿Qué es lo que más te emociona?

Cantar el Himno Nacional, escuchar a los niños en voz en cuello y cantar: ¡Viva mi Patria Bolivia! (demuestra alegría)

¿Cuáles son los objetivos que te faltan por hacer?

Lo primero es publicar mis libros de lenguaje y matemáticas, los mismos serán interactivos; lo segundo mandar un proyecto a los municipios de Bolivia, para que incluyan en las aulas el juego; lo tercero, es volver otra vez a la televisión; y por ultimo quiero ser presidente. (Sonríe)

¿A quién admiras en lo que tú haces?

Los personajes que más admiro: “Charlie Chaplin”, porque era un hombre sencillo, también el padre del Cine Mudo, manejaba muy bien la expresión corporal, los gestos faciales y esto me ayudado bastante en la composición de mi personaje; otro personaje: “Cantinflas”, que lleno el espacio vacío de formación actoral, y alguien boliviano: “Oscar Alfaro”, que me inspiro con bastante literatura infantil.

¿Qué es lo mejor que tenemos los bolivianos para vivir?

Son los niños, porque, si no hay niños en este planeta, no hay razón para vivir, cada vez que nace un niño nace una estrella.

Carlos Cordero, analista político y dramaturgo

Un continuo movimiento de manos y los ojos entornados acompañan la remembranza que hace de su vida. Durante su juventud fue dirigente universitario y actor de teatro; ahora, a sus 52 años, es un reconocido cientista político, dramaturgo, docente, esposo, padre y, sobre todo, un orgulloso católico. Él es Carlos Hugo Cordero, el analista que a menudo vemos en la televisión poniendo la lupa sobre la política boliviana y que ahora se alista para llevar a las tablas una nueva obra, El Cerco, la cual marca su retorno a la dramaturgia después de varios años de ausencia.

Está casado desde hace 18 años con Beatrice Carrafa, madre de sus tres hijos. La familia reside en el barrio paceño de Achumani. Desde su rincón favorito, el living-comedor de su casa, en cuyas paredes aparecen reproduccioenes de las pinturas de Alandia Pantoja, Carlos Cordero dialoga con Somos.

Sus recuerdos lo llevan hasta su niñez, cuando las escuelas cercanas a la plaza Murillo: Mariscal Santa Cruz, Genaro Sanjinés y San Antonio, eran testigos de su infancia. Ya en la secundaria, dice, se descubrió fascinado por la enseñanza, pues en ocasiones ayudaba a su madre en sus labores de maestra.

En el colegio se interesó por la poesía. “No sé por qué, pero me gustaba y siempre participé en actos culturales”, cuenta Cordero. En segundo medio, sus padres decidieron cambiarlo de establecimiento educativo, del San Antonio al Instituto Americano, lo que implicó el paso de un centro fiscal a uno particular y de uno de sólo varones a otro mixto. “Era diferente; ambas cosas han marcado mi vida”.

De sus años en el “Americano”, recuerda que fue precursor de la organización de eventos folklóricos, una forma de reivindicar lo nacional, apunta el analista. Casi a punto de ser bachiller, en 1975, conoció al hijo del ex presidente Juan José Tórrez, quien fue exiliado durante el Gobierno del general Hugo Banzer Suárez. A este último llegaría a estrecharle la mano años después.

Tras finalizar la secundaria, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), pero se retiró en el segundo año. En el ínterin, siendo dirigente universitario, en 1977 fue encarcelado durante dos meses después de participar en una huelga de hambre. Fue durante el Gobierno de Banzer. 

“Una experiencia traumante”, así recuerda Cordero esta vivencia. Un viernes de diciembre de 1977, “yo fui a alertar a mis compañeros de la toma de la universidad por las fuerzas del orden, pero ellos me dijeron ‘nosotros nos quedamos, si quieres, tú te vas’. Decidí correr la suerte de ellos”. 

Y continúa: “Esa noche alguien dijo ‘no den su nombre y yo lo cambié por Carlos Medinacelli”. Fue por este detalle que su familia demoró en ubicarlo entre los apresados. Antes del arresto, Cordero había introducido más de una libra y media de hojas de coca en el forro de su abrigo. “Esas hojas de coca nos mantuvieron unidos y fuertes (durante el encierro)”.

De esa experiencia, todavía recuerda el frío de aquellas paredes de cemento, la comida siempre de lawas, arroz y fideos, y las constantes amenazas de exilio a Chile. La prisión estaba en el Departamento de Orden Político (DOP), hoy edificio del Congreso.

Nueva vida en Venezuela

Terminaba la década del 70 y ante la difícil situación política que atravesaba el país, el universitario tomó una decisión que marcaría su vida. “Las oportunidades se me cerraban y me fui a Venezuela, donde encontré mi destino en dos sentidos: me vinculé con grupos de teatro y estudié Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela (UCV)”.

A sus 18 años, Cordero había cambiado la medicina por las ciencias políticas, las manifestaciones universitarias por las tablas del teatro. “Descubrí mi vida en ese país”.

En el arte escénico tuvo como maestro a una leyenda del teatro, Juan Carlos Gené, un reconocido dramaturgo argentino. Asimismo, integró el elenco Actoral 80, con intérpretes chilenos, argentinos y venezolanos.

Después de finalizar sus estudios superiores y con basta experiencia en las tablas, Cordero regresó al país que lo vio nacer, entonces tenía 25 años de edad. En aquella época gobernaba la Unidad Democrática y Popular (UDP); otra vez tiempos difíciles para Bolivia.

Posteriormente, Cordero se vinculó con el líder popular Carlos Palenque, quien formó el partido político Condepa (Conciencia de Patria). “Fui muy cercano a Carlos, nos unía el arte. Él era charanguista y comunicador; yo hacía teatro, y como cientista político me invitó a ser diputado por su partido, lo fui por una gestión”.

Pero la faceta pública de Cordero no terminó ahí. Años después desempeñó el cargo de Oficial Mayor de Cultura de los municipios de La Paz y El Alto.

Posteriormente, la carrera de Ciencias Políticas de la UMSA lo acogió como docente; hoy es profesor titular. También se hizo catedrático en la Universidad Católica Boliviana (UCB). La docencia es otra de sus grandes pasiones.

Entre la política y el teatro

“Desde que llegué al país (1983) —rememora el dramaturgo— hice teatro, me vinculé a organizaciones estatales de cultura que me dieron la oportunidad de dirigir y trabajar con actrices como Norma Merlo, Moraima Ibáñez y Maritza Wilde”.

Es autor de obras como Urania Films y El más luminoso de los arcángeles; dirigió A la diestra de Dios Padre, La Señorita de Tacna y El día que me quieras, entre otras piezas. Esta última cerró un ciclo de presentaciones en 2005.  Y este mes, después de seis años, Cordero retoma la dirección teatral con la obra El Cerco, que se presentará del 8 al 10 de abril en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez.

Así, entre el análisis frío de la política y el mundo creativo de la dramaturgia, vive este paceño asiduo lector de Fernando Sabater y Mario Vargas Llosa. Dichos ámbitos, sin embargo, no están reñidos y conviven en él en total armonía. Aunque el teatro, dice, le otorga mayor sensación de libertad.


En todo caso, la fuente de su equilibrio está, confiesa, en sus valores cristianos. Éstos están “incluso en la política, que es tan compleja, como en el teatro o en la vida familiar”. Cientista político, dramaturgo y un hombre profundamente espiritual, así es Cordero, cuyo apego a la religión es poco conocida. “De lo que realmente me siento orgulloso —comenta— es de mi encuentro con la Iglesia Católica, con Dios, desde hace un par de años”.

“El teatro es una forma de orar”, le dijo alguna vez un maestro dramaturgo. Tardó en comprender aquel mensaje, pero ahora lo asume como tal. “En ese entonces era muy joven y no entendía, pero con mi nueva obra (El Cerco) entiendo que (el teatro) es una forma de buscar el sentido profundo, de relacionarme con la vida y con Dios”.

viernes, 8 de abril de 2011

Denisse Quiroga, conductora de La Revista

Denisse Quiroga pasó de una pasarela de modelaje a Miss La Paz a la televisión, donde se ha establecido. Ya cumplió dos años como conductora en el programa La Revista de la Red Unitel y quiere demostrar al mundo que es mucho más que la típica y estereotipada “cara bonita”.

“El aspecto físico y la belleza no son indispensables, pero creo que son un plus, sobre todo en televisión la imagen juega un papel importante”, asegura Quiroga; sin embargo, recalca que también son trascendentales el talento, el esfuerzo y el profesionalismo.

A la paceña, desde niña le gustaba la pantalla. Se pasaba horas jugando a ser una famosa conductora de televisión. Incluso utilizaba una grabadora pequeña para realizar entrevistas ficticias. “Ya había algo que me apasionaba”, confiesa.


Por eso cuando recibió la invitación de incursionar en la televisión, no dudó en cambiar las pasarelas y dejar atrás los concursos de belleza por los sets y las cámaras. Entre 2007 y 2008 comenzó en la revista Hola País, acompañó el proyecto durante ocho meses.

Después fue invitada a conducir la revista matinal Al Despertar en Unitel, donde le ha ido muy bien y ya cumplió dos años en 2010.

Paso a paso

Aunque estaba acostumbrada al flash y las cámaras por el modelaje, no fue fácil adaptarse a su nueva vida en la televisión. Para Quiroga, lo más difícil fue adaptarse a los horarios. También, aprendió a vocalizar su voz y a empaparse de información. “Cuando haces algo que te apasiona, vences todos los obstáculos”, comenta.

Una vez, en plena lluvia, salió a la cobertura de un deslizamiento y en ese trajín, se dio cuenta que fuera del set de televisión, tenía que dejar los tacos alfiler. “Recuerdo que en esa ocasión, me han perjudicado mucho”, sonríe.

Otras dificultades constantes, pero que son parte de los jales del oficio, son los errores e improvisaciones en un programa en vivo. La joven conductora confiesa que a pesar de estar preparada para estos problemas, es complicado enfrentarlos a diario.

Pero a Quiroga nada la detiene, cada día es un reto, se prepara constantemente para ascender en su carrera. “Cuando tu responsabilidad es informar a la gente, es un reto diario poder prepararte para transmitir la información con claridad y de manera imparcial”, asegura.

A veces, confiesa también, no puede evitar conmoverse por algunos hechos que tiene que informar.

Dice que en varios casos de las campañas de solidaridad, no pudo evitar las ganas de llorar. Comenta que en estas actividades es sorprendida por el apoyo de la gente.

Un camino por recorrer

Quiroga asegura que “es una mujer ambiciosa”, pero en el buen sentido de la palabra. Le gusta vencer obstáculos y cumplir todos sus sueños. Uno de sus objetivos es consolidarse como una de las mejores periodistas de Bolivia. “Por eso trabajo duro”, afirma.

Auto perfil

Vida Nació un 31 de diciembre, en La Paz.

Personalidad “Me considero una persona sencilla, cariñosa, ambiciosa y caprichosa, pero nada más tantito”.

Defectos “Creo que la impaciencia es uno de mis defectos, porque me gusta tener las respuestas rápidas y cumplir todos mis deseos al instante”.

Tiempo libre “Me gusta ir al gimnasio y cuidar mi salud. Además, leer libros de autosuperación, siempre llevo uno conmigo”.