En todas las ediciones de este blog destacamos la labor de las diferentes Academias de Danzas Folklóricas que existen en el país por el apoyo intensivo a la preservación de nuestra cultura. Sin duda una de las representantes más destacadas es Norah Valverde, directora del Ballet Folklórico de la Universidad Católica de Bolivia (UCB), quien tuvo la oportunidad de visitar varios países llevando una muestra de todos los ritmos que se bailan en el país. Fue acreedora de varios reconocimientos dentro y fuera de nuestro territorio nacional. Hablar con ella nos hizo tomar en cuenta que detrás de cada danza, de cada ritmo hay una larga historia que deberíamos tomarla en cuenta.
¿Quién es Norah Valverde?
Es una ciudadana paceña, hija de Ángel Valverde y Olga Tapia, esposa de Erick Torrico y madre. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, nacida bajo el signo de Cáncer, ama la historia, la música y la danza. Apasionada con lo que hace.
¿Qué funciones desempeña actualmente?
Desde hace 24 años soy fundadora y Directora del Ballet Folclórico de la UCB “San Pablo”, en La Paz y hace 14 años soy docente de la materia de Etnografía y Folklore de la Facultad de Administración Turística de la misma institución.
¿Cómo y cuándo nació su inclinación por la danza?
Empezó mi gusto por la buena música boliviana gracias a mi papá, con quien escuchábamos a grupos como “Los Ruphay”, “Los Jairas”, entre otros. La danza estaba inmersa en mí desde muy niña; tendría 6 años cuando ya soñaba con ser bailarina, la sala de mi casa era mi escenario.
¿Cómo fueron sus inicios en este arte?
Tuve la suerte de estar en el Colegio “Lourdes”, donde había prácticas como la elección de la Ñusta y las danzas nacionales eran muy importantes en los aniversarios del establecimiento. Siempre participaba en ellas, la instructora en el colegio era la señora Chela Urquidi, quien nos daba clases de baile folklórico.
Muchos dicen que hace años las danzas bolivianas no eran tomadas en cuenta como ahora, ¿cuál es su criterio?
Es verdad. Se tiene que saber que momentos históricos como la guerra del Chaco hicieron posible que por primera vez lo bolivianos se conozcan y sientan ese espíritu nacionalista; luego vino la revolución de l952 que integró al campesino a la vida político-social del país y propició, a su modo, que empecemos a ver nuestra cultura de modo diferente, reforzando nuestra identidad. Después, por los años 60’s, grupos de jóvenes citadinos incursionaron en la música folklórica como una forma de rebeldía frente a la idea de que la música folklórica “era para los indios”. Ahora felizmente la situación es diferente: los urbanos nos sentimos muy orgullosos de bailar danzas folklóricas y además buscando cada día conocerlas mejor y danzar con niveles de excelencia.
¿Cuál es la característica de las danzas nacionales?
Las danzas bolivianas se caracterizan por estar “vivas” y poseer la virtud de contener y expresar nuestras identidades. Las danzas bolivianas son el reflejo de la diversidad cultural; cada una de las regiones de Bolivia cuenta con danzas que se distinguen por su colorido, variedad de formas y diversidad de pasos que la componen.
¿Cuál es la danza que más le gusta?
La cueca boliviana, que por su naturaleza es una danza de amor y que, interpretada con pasión, es una forma de expresar mejor los sentimientos.
¿Tuvo la oportunidad de salir del país como bailarina?
Sí, muchas veces, primero junto al Ballet Folclórico Nacional, cuando estaba dirigido por el Profesor Manuel Acosta, elenco al que pertenecí por diez años.
¿Cuál fue la respuesta del público del exterior?
En el exterior casi siempre somos el país más destacado, el que tiene mayor variedad y belleza en sus danzas, que derrochan colorido y fuerza, aparte de que están dotadas de profundo sentido cultural y en su mayoría esta representado por la identidad nacional como es la chola.
¿Qué opina de la polémica que hubo cuando una representante del Perú dijo que la diablada era danza peruana?
Primero, pienso que fue un atrevimiento y me parece terrible que no haya habido una respuesta contundente y eficaz de parte del gobierno. Carecemos de políticas culturales de promoción y resguardo. Tendría que estar claro que la diablada es de origen boliviano, al igual que otras danzas, para evitar que algún otro país se la quiera apropiar. No tenemos la capacidad de protección de lo nuestro porque no contamos con suficiente y sólida investigación en estos temas ni con gente entendida en la materia que en el ámbito diplomático pueda hacer la defensa correspondiente.
¿Los bolivianos hacemos lo suficiente por difundir nuestra cultura?
No, nada es suficiente. El recurso más indicado para llevar adelante esta labor, por ejemplo, son los medios de comunicación pero la mayoría le da muy poco espacio a la difusión de hechos culturales de carácter nacional. No tenemos horarios estelares ni coberturas específicas en los periódicos, como sí ocurre con el deporte. Se otorga mayor valor a lo que viene de afuera, sabemos más sobre los artistas internacionales.
¿Cuál es la respuesta del público paceño a las coreografías que van presentando los diferentes ballets?
Es un caso muy especial. Lo que yo puedo detectar es que a los paceños nos gustan mucho los espectáculos de danza, es tanto así que en los últimos años ha habido una gran proliferación de elencos en todos los géneros de danza que me confirman que se tiene público para todos los gustos. Con respecto al hecho coreográfico es todavía un campo que se debe estudiar y potenciar; en él juega un importante papel la creatividad del director del elenco que hace posible poner en escena una propuesta original, innovadora y con un sentido de hacer de este arte un medio para comunicar y que además enriquezca los conocimientos del público.
¿La danza puede tomarse como una profesión o solo es hobby?
En varios países incluso limítrofes ya se cuenta con universidades que tienen carreras que ofrecen cursos de licenciatura en danza. Está ya reconocida como una profesión, aunque es claro que eso sucede en el caso de quienes toman a la danza de forma seria. Una persona que se dedica a la danza lo hace por vocación. Es distinto, por supuesto, cuando sólo se tiene el gusto de bailar para una en una festividad folklórica anual; en cambio, los practicantes dedicados a la danza escénica buscan la profesionalización mediante ensayos y preparación constantes. La danza es un arte.
La ropa de las danzas se fue estilizando con el tiempo, ¿cuál es su opinión?
Si bien sabemos que la cultura es dinámica, esto se debe tomar con responsabilidad y con coherencia respecto de las tradiciones. En muchos casos el vestuario de las danzas folklóricas está en manos de bordadores que, aunque virtuosos, no tienen mucho conocimiento sobre lo que se debiera hacer con la preservación y valorización de la cultura. Y en muchos casos este vestuario esta diseñado por la persona más entusiasta o dirigente de grupo que no cuenta con el respaldo teórico de lo que significa su danza.
En pocas palabras:
¿Quién es Norah Valverde?
Es una ciudadana paceña, hija de Ángel Valverde y Olga Tapia, esposa de Erick Torrico y madre. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, nacida bajo el signo de Cáncer, ama la historia, la música y la danza. Apasionada con lo que hace.
¿Qué funciones desempeña actualmente?
Desde hace 24 años soy fundadora y Directora del Ballet Folclórico de la UCB “San Pablo”, en La Paz y hace 14 años soy docente de la materia de Etnografía y Folklore de la Facultad de Administración Turística de la misma institución.
¿Cómo y cuándo nació su inclinación por la danza?
Empezó mi gusto por la buena música boliviana gracias a mi papá, con quien escuchábamos a grupos como “Los Ruphay”, “Los Jairas”, entre otros. La danza estaba inmersa en mí desde muy niña; tendría 6 años cuando ya soñaba con ser bailarina, la sala de mi casa era mi escenario.
¿Cómo fueron sus inicios en este arte?
Tuve la suerte de estar en el Colegio “Lourdes”, donde había prácticas como la elección de la Ñusta y las danzas nacionales eran muy importantes en los aniversarios del establecimiento. Siempre participaba en ellas, la instructora en el colegio era la señora Chela Urquidi, quien nos daba clases de baile folklórico.
Muchos dicen que hace años las danzas bolivianas no eran tomadas en cuenta como ahora, ¿cuál es su criterio?
Es verdad. Se tiene que saber que momentos históricos como la guerra del Chaco hicieron posible que por primera vez lo bolivianos se conozcan y sientan ese espíritu nacionalista; luego vino la revolución de l952 que integró al campesino a la vida político-social del país y propició, a su modo, que empecemos a ver nuestra cultura de modo diferente, reforzando nuestra identidad. Después, por los años 60’s, grupos de jóvenes citadinos incursionaron en la música folklórica como una forma de rebeldía frente a la idea de que la música folklórica “era para los indios”. Ahora felizmente la situación es diferente: los urbanos nos sentimos muy orgullosos de bailar danzas folklóricas y además buscando cada día conocerlas mejor y danzar con niveles de excelencia.
¿Cuál es la característica de las danzas nacionales?
Las danzas bolivianas se caracterizan por estar “vivas” y poseer la virtud de contener y expresar nuestras identidades. Las danzas bolivianas son el reflejo de la diversidad cultural; cada una de las regiones de Bolivia cuenta con danzas que se distinguen por su colorido, variedad de formas y diversidad de pasos que la componen.
¿Cuál es la danza que más le gusta?
La cueca boliviana, que por su naturaleza es una danza de amor y que, interpretada con pasión, es una forma de expresar mejor los sentimientos.
¿Tuvo la oportunidad de salir del país como bailarina?
Sí, muchas veces, primero junto al Ballet Folclórico Nacional, cuando estaba dirigido por el Profesor Manuel Acosta, elenco al que pertenecí por diez años.
¿Cuál fue la respuesta del público del exterior?
En el exterior casi siempre somos el país más destacado, el que tiene mayor variedad y belleza en sus danzas, que derrochan colorido y fuerza, aparte de que están dotadas de profundo sentido cultural y en su mayoría esta representado por la identidad nacional como es la chola.
¿Qué opina de la polémica que hubo cuando una representante del Perú dijo que la diablada era danza peruana?
Primero, pienso que fue un atrevimiento y me parece terrible que no haya habido una respuesta contundente y eficaz de parte del gobierno. Carecemos de políticas culturales de promoción y resguardo. Tendría que estar claro que la diablada es de origen boliviano, al igual que otras danzas, para evitar que algún otro país se la quiera apropiar. No tenemos la capacidad de protección de lo nuestro porque no contamos con suficiente y sólida investigación en estos temas ni con gente entendida en la materia que en el ámbito diplomático pueda hacer la defensa correspondiente.
¿Los bolivianos hacemos lo suficiente por difundir nuestra cultura?
No, nada es suficiente. El recurso más indicado para llevar adelante esta labor, por ejemplo, son los medios de comunicación pero la mayoría le da muy poco espacio a la difusión de hechos culturales de carácter nacional. No tenemos horarios estelares ni coberturas específicas en los periódicos, como sí ocurre con el deporte. Se otorga mayor valor a lo que viene de afuera, sabemos más sobre los artistas internacionales.
¿Cuál es la respuesta del público paceño a las coreografías que van presentando los diferentes ballets?
Es un caso muy especial. Lo que yo puedo detectar es que a los paceños nos gustan mucho los espectáculos de danza, es tanto así que en los últimos años ha habido una gran proliferación de elencos en todos los géneros de danza que me confirman que se tiene público para todos los gustos. Con respecto al hecho coreográfico es todavía un campo que se debe estudiar y potenciar; en él juega un importante papel la creatividad del director del elenco que hace posible poner en escena una propuesta original, innovadora y con un sentido de hacer de este arte un medio para comunicar y que además enriquezca los conocimientos del público.
¿La danza puede tomarse como una profesión o solo es hobby?
En varios países incluso limítrofes ya se cuenta con universidades que tienen carreras que ofrecen cursos de licenciatura en danza. Está ya reconocida como una profesión, aunque es claro que eso sucede en el caso de quienes toman a la danza de forma seria. Una persona que se dedica a la danza lo hace por vocación. Es distinto, por supuesto, cuando sólo se tiene el gusto de bailar para una en una festividad folklórica anual; en cambio, los practicantes dedicados a la danza escénica buscan la profesionalización mediante ensayos y preparación constantes. La danza es un arte.
La ropa de las danzas se fue estilizando con el tiempo, ¿cuál es su opinión?
Si bien sabemos que la cultura es dinámica, esto se debe tomar con responsabilidad y con coherencia respecto de las tradiciones. En muchos casos el vestuario de las danzas folklóricas está en manos de bordadores que, aunque virtuosos, no tienen mucho conocimiento sobre lo que se debiera hacer con la preservación y valorización de la cultura. Y en muchos casos este vestuario esta diseñado por la persona más entusiasta o dirigente de grupo que no cuenta con el respaldo teórico de lo que significa su danza.
En pocas palabras:
Si no fuera instructora de ballet: Periodista.
Si no fuera la UCB: Mi empresa
Canción favorita: Nacional: La cueca “Soledad” de Simeón Roncal, extranjera, “Don’t let me down” de “Los Beatles”
Bailarina que admira: Ana Pavlova, por innovadora.
Si tuviera una varita mágica: Borraría la injusticia
Hincha de: Bolivia
Plato favorito: Langostinos
Plato que mejor le sale: Pollo al champiñón
Dieta que aconseja: Mucha fruta
Personaje que admira: Marcelo Quiroga Santa Cruz
Frase de su vida: Dos, “Bailar es expresar con el cuerpo lo que quiere decir el alma” (propio) y “La música es lo único que hace brillar el fuego que todos los hombres llevan en su alma” (Ludwig Van Beethoven)
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