Donato Espinoza es uno de los charanguistas más destacados de Bolivia. Nació en Potosí aunque desde sus dos años se trasladó a la ciudad de La Paz donde realizó estudios en el Conservatorio Nacional de Música y la Escuela Nacional de Folklore, también estudió en la Escuela de Música Popular en Buenos Aires – Argentina. Egresó de la carrera de Informática de la Universidad Mayor de San Andrés. Lleva varios años en el campo de la grabación con Digital Audio Estudio.
Recorrió escenarios de Europa, América y Asia llevando la música nacional y particularmente haciendo conocer el sonido del charango boliviano.
¿Cómo nació tu pasión por el charango?
Antes de que nos viniéramos a La Paz, mi mamita que es muy querendona de las costumbres y la música potosina se fue a comprar un “charanguito” muy rústico para que lo pueda colgar en la pared de nuestra nueva casa. Cuando ya estábamos en La Paz bajaba el charango de la pared para jugar y poco a poco le fui dando forma porque me di cuenta que podía transmitir mis sentimientos a través de este instrumento.
¿Cuántos años tenías?
Más o menos 8 años, empecé porque su sonido me llamó mucho la atención, después me gustó más y en el colegio empecé a tocar en las horas cívicas.
¿Qué te dió esta profesión?
Mucho, es increíble que a través de la música y la cultura podamos viajar a lugares que nunca imaginamos. He viajado mucho y creo que gracias a ello la gente asimila más el sonido del charango, sobretodo en el Japón.
¿Cómo fue tu paso por Savia Andina?
Estuve 16 años en esa agrupación, fue una etapa muy importante en mi carrera como músico.
¿Cómo defines tu estilo?
Siempre he sido proponente, no me gusta quedarme en un solo género, he estado escudriñando en el jazz, rock, incluso hice cumbia porque el charango tiene una versatilidad absoluta para poder desenvolverse en cualquier género.
¿Algún logro?
Fui el primero en imponer el charango electroacústico, eso causó mucha polémica en grandes maestros pero a la fecha todos lo usan, sin embargo no he sido lo suficientemente atrevido como para hacer del charango una especie de guitarra electrónica. ¿Alguna novedad para el próximo año?
El próximo año vamos a lanzar el charango eléctrico que tiene todas las características de la guitarra electrónica pero en forma de charango, el sonido va a ser muy particular por lo que ya pronto todos van a poder apreciar este sonido sin igual.
¿Cuántos charangos tienes?
Tengo como seis charangos, entre ellos el que me compre en la Alasita en mi época colegial, el primer quirquincho que me compré y el que recibí en el primer Festival del Charango de Aiquile como el premio al primer lugar junto al charango de oro.
¿Cómo te sientes cuando tocas?
Es una emoción muy grande, primero enfrentarme al público y transmitir todos mis sentimientos, emociones e imágenes.
¿También compones?
Sí, es más, comencé componiendo, eso ha permitido que pueda ganar en festivales, pueda llevar mi música afuera con composiciones mías, temas que los he compuesto para diferentes géneros como el jazz, fusión, por ello creo que hemos aportado a lo que significa la música instrumental que lamentablemente no es muy escuchada.
¿Se puede vivir de la música?
Es relativo, todos los buenos músicos sí lo pueden hacer.
¿Cuál es la respuesta del público paceño?
Siempre es bueno, es exigente pero también es muy cálido.
¿Esta semana tienes un concierto?
Sí, estamos en dos conciertos, lo que pretendemos es terminar con esta etapa de música que estamos haciendo y además cantarle y tocarle al mes de la Navidad. El concierto va a tener dos partes una muy moderna, muy jazz y la otra folklórica y latinoamericana.
Varias personas dicen que los músicos están bastante ligados a los vicios ¿cuál es tu opinión?
Efectivamente está vinculado con la diversión, la bohemia, sin embargo depende de cada uno. Nunca voy a decir que no fui bohemio, esa fue parte de mi vida y la pasé muy bien. Ahora alguna vez hay encuentros con amigos y siempre es bonito tocar y cantar, a veces nos reunimos entre amigos músicos y nos divertimos bastante, hacemos música libre, sin escenarios que te condicionen. Estamos vulnerados al consumo del alcohol y a algunas otras cosas más, pero mucho depende de cada uno, de saber llevar la vida responsablemente y decir no a las exageraciones y sí a poder disfrutar y difundir lo que hemos aprendido.
¿Cómo fue tu juventud?
Chacotera, de chango me encantaba el rock andaba en conciertos, en pubs, siempre he sido bolichero he tenido más amigos rockeros que folkloristas. En otra etapa de mi vida también fui folklorista a morir, por eso tuve la oportunidad de viajar a Europa, todo eso ha hecho que me vaya formando con la música.
¿Cómo era tu Navidad?
Mis navidades eran lindas con buenas sorpresas, gracias a Dios mi mamá ha sabido festejar estas fechas de una forma increíble, me regalaba cosas que necesitaba y me gustaban. También recuerdo que a mis 12 años tenía que tocar con mi poncho y mi charango al Niño Jesús y por un accidente se enroscó los flecos del poncho en mi charango y ya no pude cantarle, esa fue la Navidad más triste que pase. Después con la bendición siempre la pasé muy bien a lado de mi viejita y ahora también a lado de mi hija.
¿Cuáles son las costumbres que tienes en Navidad?
Mi mamá siempre me enseñó a armar el arbolito navideño, el nacimiento, las luces y en la Nochebuena recibimos al Niño con mucho cariño y algarabía.
¿Qué pasó con tus juguetes?
Los tengo de adornos en mi cuarto excepto aquellos que mi madre los regaló a los niños necesitados pero el juguete más lindo que hasta ahora lo conservo es el “charanguito”.
¿Tus hijas siguen tus pasos?
Una sí y otra no, Clarita que vive acá es muy intelectual, a Luciel que vive en Cochabamba le encanta el charango.
En pocas palabras…
Bolivia: Mi tierra querida.
Potosí: La tierra linda que me vio nacer.
Orgullo: Mis dos hijas.
Hobby: Natación.
Admiración: Mi madre.
Color: Violeta.
La Paz: Toda mi vida.
Navidad: Amor y ternura.
Recorrió escenarios de Europa, América y Asia llevando la música nacional y particularmente haciendo conocer el sonido del charango boliviano.
¿Cómo nació tu pasión por el charango?
Antes de que nos viniéramos a La Paz, mi mamita que es muy querendona de las costumbres y la música potosina se fue a comprar un “charanguito” muy rústico para que lo pueda colgar en la pared de nuestra nueva casa. Cuando ya estábamos en La Paz bajaba el charango de la pared para jugar y poco a poco le fui dando forma porque me di cuenta que podía transmitir mis sentimientos a través de este instrumento.
¿Cuántos años tenías?
Más o menos 8 años, empecé porque su sonido me llamó mucho la atención, después me gustó más y en el colegio empecé a tocar en las horas cívicas.
¿Qué te dió esta profesión?
Mucho, es increíble que a través de la música y la cultura podamos viajar a lugares que nunca imaginamos. He viajado mucho y creo que gracias a ello la gente asimila más el sonido del charango, sobretodo en el Japón.
¿Cómo fue tu paso por Savia Andina?
Estuve 16 años en esa agrupación, fue una etapa muy importante en mi carrera como músico.
¿Cómo defines tu estilo?
Siempre he sido proponente, no me gusta quedarme en un solo género, he estado escudriñando en el jazz, rock, incluso hice cumbia porque el charango tiene una versatilidad absoluta para poder desenvolverse en cualquier género.
¿Algún logro?
Fui el primero en imponer el charango electroacústico, eso causó mucha polémica en grandes maestros pero a la fecha todos lo usan, sin embargo no he sido lo suficientemente atrevido como para hacer del charango una especie de guitarra electrónica. ¿Alguna novedad para el próximo año?
El próximo año vamos a lanzar el charango eléctrico que tiene todas las características de la guitarra electrónica pero en forma de charango, el sonido va a ser muy particular por lo que ya pronto todos van a poder apreciar este sonido sin igual.
¿Cuántos charangos tienes?
Tengo como seis charangos, entre ellos el que me compre en la Alasita en mi época colegial, el primer quirquincho que me compré y el que recibí en el primer Festival del Charango de Aiquile como el premio al primer lugar junto al charango de oro.
¿Cómo te sientes cuando tocas?
Es una emoción muy grande, primero enfrentarme al público y transmitir todos mis sentimientos, emociones e imágenes.
¿También compones?
Sí, es más, comencé componiendo, eso ha permitido que pueda ganar en festivales, pueda llevar mi música afuera con composiciones mías, temas que los he compuesto para diferentes géneros como el jazz, fusión, por ello creo que hemos aportado a lo que significa la música instrumental que lamentablemente no es muy escuchada.
¿Se puede vivir de la música?
Es relativo, todos los buenos músicos sí lo pueden hacer.
¿Cuál es la respuesta del público paceño?
Siempre es bueno, es exigente pero también es muy cálido.
¿Esta semana tienes un concierto?
Sí, estamos en dos conciertos, lo que pretendemos es terminar con esta etapa de música que estamos haciendo y además cantarle y tocarle al mes de la Navidad. El concierto va a tener dos partes una muy moderna, muy jazz y la otra folklórica y latinoamericana.
Varias personas dicen que los músicos están bastante ligados a los vicios ¿cuál es tu opinión?
Efectivamente está vinculado con la diversión, la bohemia, sin embargo depende de cada uno. Nunca voy a decir que no fui bohemio, esa fue parte de mi vida y la pasé muy bien. Ahora alguna vez hay encuentros con amigos y siempre es bonito tocar y cantar, a veces nos reunimos entre amigos músicos y nos divertimos bastante, hacemos música libre, sin escenarios que te condicionen. Estamos vulnerados al consumo del alcohol y a algunas otras cosas más, pero mucho depende de cada uno, de saber llevar la vida responsablemente y decir no a las exageraciones y sí a poder disfrutar y difundir lo que hemos aprendido.
¿Cómo fue tu juventud?
Chacotera, de chango me encantaba el rock andaba en conciertos, en pubs, siempre he sido bolichero he tenido más amigos rockeros que folkloristas. En otra etapa de mi vida también fui folklorista a morir, por eso tuve la oportunidad de viajar a Europa, todo eso ha hecho que me vaya formando con la música.
¿Cómo era tu Navidad?
Mis navidades eran lindas con buenas sorpresas, gracias a Dios mi mamá ha sabido festejar estas fechas de una forma increíble, me regalaba cosas que necesitaba y me gustaban. También recuerdo que a mis 12 años tenía que tocar con mi poncho y mi charango al Niño Jesús y por un accidente se enroscó los flecos del poncho en mi charango y ya no pude cantarle, esa fue la Navidad más triste que pase. Después con la bendición siempre la pasé muy bien a lado de mi viejita y ahora también a lado de mi hija.
¿Cuáles son las costumbres que tienes en Navidad?
Mi mamá siempre me enseñó a armar el arbolito navideño, el nacimiento, las luces y en la Nochebuena recibimos al Niño con mucho cariño y algarabía.
¿Qué pasó con tus juguetes?
Los tengo de adornos en mi cuarto excepto aquellos que mi madre los regaló a los niños necesitados pero el juguete más lindo que hasta ahora lo conservo es el “charanguito”.
¿Tus hijas siguen tus pasos?
Una sí y otra no, Clarita que vive acá es muy intelectual, a Luciel que vive en Cochabamba le encanta el charango.
En pocas palabras…
Bolivia: Mi tierra querida.
Potosí: La tierra linda que me vio nacer.
Orgullo: Mis dos hijas.
Hobby: Natación.
Admiración: Mi madre.
Color: Violeta.
La Paz: Toda mi vida.
Navidad: Amor y ternura.
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