Melisa Ibarra - Es presentadora en ‘El Mañanero’ de red Uno. Radica en Bolivia hace 16 años y nació en Lima, Perú. Estudió periodismo en nuestro país y nunca soñó con ser presentadora, se considera una persona analítica.
— ¿Es usted más peruana que boliviana o viceversa?
— Yo amo Perú, allí nací y un día volveré, si Dios así lo quiere, pero Bolivia es el lugar donde eché raíces hace 16 años, acá tuve a mi familia. La Paz es para mí una ciudad perfecta. Yo siempre digo que soy peruanoboliviana, y me enorgullezco.
— ¿La siguen molestando por ser extranjera y ocupar un puesto que podría ser para una boliviana?
— Una diputada me lo dijo hace unos años, pero fue esa vez y la verdad que yo no me siento así, a mí me costó llegar donde estoy, al igual que otros bolivianos quienes ocupan lugares más importantes que el mío, nadie tiene por qué molestarse.
— ¿Es usted ‘dura’ a la hora de entrevistar?
— Soy chinchosa (sonríe) porque soy muy analítica, reflexiono, investigo y sé cuando me mienten y las cosas no encajan. Creo que el periodismo es el arte de hilar la verdad y la política algunas veces es el arte de mentir y tapar ciertas cosas; como periodistas debemos tener el olfato para destapar aquello y estoy en ese intento.
— ¿La han amenazado alguna vez?
— Sí, fue luego de una conferencia de prensa, por un exministro, hace unos tres años, y yo fui muy incisiva con mis preguntas porque recordé un detalle, tengo muy buena memoria, y me valí de eso para cuestionarlo. Me llegaron cuatro mensajes de texto con amenazas contra mí y mi familia.
— ¿Tiene miedo?
— No, para nada, mi error fue no borrarlos y mi familia los leyó. Me dijeron que dejara de hacer esas preguntas y que ya no sea tan chinchosa (sonríe), pero no puedo, mi periodismo no es contemplativo. Además, vivimos en una democracia.
— Se caracteriza por ser muy alegre, ¿siempre es así, en todo?
— Sí, yo soy muy chacotera con todos, extremadamente alegre, los golpes llegan, pero hay que recibirlos para aprender. Eso sí, soy muy seria en mi trabajo y con mis hijos soy buena onda, pero en una mano la miel y en otra la hiel, así debe ser.
— ¿Se considera bella?
— (Sonríe) No sé, yo me considero la niña de los ojos de Dios, bendecida, yo tengo todo, no puedo pedir nada más. No sé si seré linda, es más, quisiera ser una tipa “buenona”, quisiera lucir mis piernas, pero soy muy flaca.
— ¿Está soltera?
— Soy divorciada y por el momento salgo con alguien que me entiende, soy feliz.