miércoles, 17 de junio de 2009

Gustavo Riveros, el “Pezón”


* Gustavo Riveros, más conocido como el “Pezón”, se confiesa. Dice que su repertorio sobrepasa los 5.000 chistes, todo un récord.

Su trayectoria contando chistes pasa de los 11 años y gracias a ese don, Gustavo Riveros, más conocido como el “Pezón”, ha estado entreteniendo a muchas personas por medio de la actuación, sectores en televisión y ahora en la radio.

“El simple hecho de que la gente me vea en la calle y se ría, es para mí algo especial porque veo que la gente me reconoce y ve en mí una imagen alegre”, declaró el “Pezón” (P) a Tu Guía, en una charla en la que nos contó sobre su trayectoria, su actual programa en Radio Gente y algunos temas personales.

TG: ¿Cuántos años en el humor?

P: A ver, son ocho años con Champagne Show y casi dos años en PAT con el “Gringo” Gonzales, deben ser unos 11 años.

TG: ¿Por qué esa inclinación por el humor?

P: Desde mis 11 años que vengo contando chistes en colegio. Profesionalmente empecé con Champagne, pero primero fue con el “Gringo” Gonzales, que fue mi compañero de colegio.

TG: ¿Cómo fue eso?

P: Cuando le dieron su espacio de 7 a 9 de la mañana en PAT, el “Gringo” me habló y me dijo que iba a tener un sector de humor. Recuerdo que grabamos como hora y media de chistes, él pasaba el chiste a las 8.00 de la mañana y la señora Amalia Pando lo reprisaba a las 14.00 en su noticiero, ahí fue donde Jenny (Serrano) me conoció. Una vez que nos conocimos, ella me dijo que cuando me veía en la televisión, le decía a su esposo: “Si éste me hace reír a mí, tiene que tener algo para estar en el Champagne”, y la semana siguiente ya estaba ensayando en Cochabamba con esa compañía de humor.

TG: Antes de incursionar en el humor con el “Gringo” Gonzales, ¿qué hacías?

P: Soy técnico en prótesis dental, esa es mi profesión, he estudiado en Tucumán y también soy técnico en hemoterapia, que es la parte que se refiere a las transfusiones de sangre. Trabajé en Tucumán tres años y me vine acá a ejercer, como “protesista” haces comer bien a la gente nada más (risas).

TG: Te dicen “Pezón” porque eres moreno, chiquito y sólo sirves para chupar, pero ¿quién te puso ese sobrenombre?

P: “Pezón” es un apodo que me lo puso un amigo de Cochabamba, un colega protesista que se llama Jorge Uriona, raro cochabambino porque es muy buena gente (sonríe) y me lo puso a rosca porque no me lo voy a poder sacar. A mí me encanta porque es muy creativo y especial, la gente me identifica con ese apodo.

TG: ¿Qué clase de humor hace el “Pezón”?

P: Creo que es uno de los sectores del humor menos realizado por la gente que hace comedia en el país, que es contar chistes. Muchos de los grandes humoristas, como David Santalla, Jenny Serrano y Fico Ávila, necesitan de un personaje para hacer humor. Obviamente teníamos, Dios lo guarde en su gloria y no lo suelte nunca, al gran Sandy, que él sí era un contador de chistes.

TG: ¿Y tú lo eres?

P: Al menos por lo que la gente se expresa y me para en la calle y me felicita, estamos cumpliendo nomás una labor bastante importante con esto de contar chistes.

TG: ¿A cuántos chistes alcanzará tu repertorio?

P: Uhhh, te lo puedo resumir en la siguiente experiencia. La primera vez que fui a Cochabamba para un encuentro de protesistas en 1992, empecé a contar chistes a las 11 de la mañana y ya era las 3 de la tarde y seguíamos riendo (risas), y lo que más llamaba la atención de las personas era que no estaba repitiendo ningún chiste. En la noche, cuando estábamos en el congreso, igual nos fuimos a cenar a otro boliche y estuvimos desde las 9 de la noche hasta la 1 de la mañana y seguía contando chistes.

TG: ¿De dónde los sacas?

P: En un principio, cuando tenía 11 años, tenía un librito de los 200 mejores cuentos de Pepito, claro que tú sabes cómo es el Pepito (risas), entonces mi vieja lo encontró y lo quemó (sonríe). Después en colegio había la costumbre de contarse chistes con los amigos, sacarlos de los periódicos, revistas y ahora con el Internet hay un montón de páginas de humor. No hace mucho me compré un libro con los 5.000 mejores chistes y lo leí todo, extracté 580 que no conocía. El número exacto de mi repertorio no te podría decir, pero más o menos debo tener arriba de los 5.000 chistes.

TG: Eres bueno contando chistes, pero ¿también los creas?

P: Algunas veces sí, por ejemplo cuando había el tema de la Pérez Velasco que decía: “en la Pérez no se sube ni se baja”, ahí por ejemplo conté que una chica me llamó por teléfono y me dijo: “Nos veremos en la Pérez”, pero le respondí: “No, en la Pérez no se para” (risas) y después tengo anécdotas y cosas que me pasaron en los 51 años de vida que tengo.

TG: ¿Qué te ha dejado el contar chistes?

P: Todavía no me ha dejado porque seguimos contando chistes (risas), el día que deje de hacerlo diré que los chistes me han dejado, pero hasta el momento yo creo que son muchas satisfacciones. El simple hecho de que la gente me vea en la calle y se ría, es para mí algo especial... en cambio si ven a un político en la calle lo quieren patear (risas), entonces esa es la importancia de lo que estoy haciendo ahora.

TG: ¿Qué clase de chistes son lo que más te gustan?

P: Me fascinan los chistes cortitos porque ese es el efecto que tiene que producir el chiste, que no es una cosa larga, tiene que ser un latiguillo nada más que te cause la mayor de las risas, y otros son los chistes colorados, subidos de tono, no “huarangos” porque los hay también (risas). En los ochos años con Champagne, me di cuenta que a la gente le gusta mucho los chistes subiditos de tono. Alguna gente que escuchó el programa en la radio me decía que hay chistes que están subiditos de tono, pero si no tiene esa palabra, el chiste no causa el efecto que tiene que causar.

TG: ¿Cuentas chistes en cualquier ocasión?

P: Sí, por ejemplo en las reuniones de padres de familia de mis tres hijos que han estado en colegio, largaba chistes para hacer colorear hasta a un muerto y todos los padres de familia se morían de la risa, pero a cualquier otro padre que decía una mala palabra, todo el mundo le miraba medio raro. Y eso me pasa en Radio Gente porque algunos chistes tienen palabras subidas y la gente no reclama; en cambio cuando Iván Cornejo dice un “déjense de jo…”, la gente llama y reniega, pero no entiendo porque al final es una forma de expresar las cosas como están, un “déjense de jo…” es decir: “ya basta”.

TG: Como artista, ¿cómo te definirías?

P: Como artista, yo creo que con Jenny he desarrollado la parte actoral que no sabía que tenía, gracias a Dios nunca le he fallado como actor ni como persona. Como contador de chistes, no quisiera vanagloriarme al decir que soy el único o el mejor, sino que la gente es la que te da la respuesta cuando reclama y dice: “Que cuente un chiste el Pezón”, yo creo que ahí es donde se basa la parte de decir que sea de los pocos que está dedicado sólo a esta parte del humor.

TG: ¿Cómo te ves de aquí a unos años?

P: Depende de cuántos años (sonríe), yo creo que vamos a seguir siendo iguales nomás porque no me van a cambiar ni por papa ni por ropa vieja ni por botellas vacías y vamos a seguir siendo iguales, tratando siempre de mejorar mucho más para poder darle a la gente un poco de alegría, humor y distensión de todo un día de trabajo duro, por eso dicen que las úlceras no te salen por lo que comes, sino por lo que tienes que tragarte (risas) y esa es mi principal función.

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